CARTA DE MONCHO BORRAJO A PABLO IGLESIAS
Al Señor Pablo Iglesias:
No me preocupa su coleta perfectamente desaliñada al estilo hippy de los 60,
ni esa eterna camisa blanca arrugada, ni esos rozados pantalones grises,
de tiro bajo, uniforme de falso y trasnochado progre.
En mis 42 años de profesión he aprendido a leer en las caras de las personas,
y he de decirle que la suya no me gusta y me preocupa bastante. Es una máscara
perfecta de cinismo, prepotencia y despotismo, donde la ternura no tiene espacio,
ni los sentimientos como la vergüenza o la compasión.
Vd nunca mira a la cara, porque está por encima de los demás, y siempre ataca
por temor a ser atacado, sin escuchar ni a los suyos que discrepan de usted,
como el de la sillas de ruedas.
Es Vd cruel, quien molesta o no sigue sus dictados, simplemente le borra.
Nada le impiden seguir con la mirada en el futuro con el que sueña solo para usted,
en nombre de los demás, algo que ya hemos vivido muchas veces.
Vd me ilusionó al principio, y en poco tiempo con su conducta
me ha vuelto a la cruel realidad.
Vd es un trilero que se alimenta del odio y la necesidad de los débiles y candidos.
No es nada mas que un pelele necesario para este proceso mundial de desestabilización
que corre como la pólvora.
Si me coge usted con veinte años sería un fan de sus ideas,
pero ya conozco al lobo con piel de cordero
y tienen un tufo muy peculiar.
Señor Iglesias deseo de todo corazón que no camufle sus ideas
tras cortinas televisivas y falsas palabras.
Me duele escribirle esto, porque sigo siendo un utópico idealista,
pero cada vez que veo unas declaraciones suyas me siento engañado.
No me gusta usted y no le voy a votar y recomendaré a mis amigos
que no se dejen engañar por sus falsas palabras.
Vd lo que pretende es llevar a España a la ruina economica y moral,
aunque eso le trae al pairo.
P.D. No se moleste en llamarme facha, rojo de mierda,
o cualquier otra lindeza de su vocabulario de los 60 de la facultad de económicas,
ya me ljo han llamado antes muchas veces,
sin reconocer jamás que no me conocían.
Moncho Borrajo
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